Es fácil hacer política con el diario del lunes, a mi no me gusta así. Uno tiene que escuchar a toda la caterva de comunicadores del establishment cada mañana, cada día, repitiendo un versito que ya nadie cree. En una sociedad cada vez más politizada y, como más politizada, más democrática.
Por eso, con Chávez en el corazón, porque hoy se cumple un nuevo aniversario de la partida a la eternidad del Comandante Hugo Chávez. El hombre que supo materializar el sueño bolivariano en Venezuela y expandirlo a toda América Latina. Aquel, que junto con Irán en la OPEP, llevaron el barril de petróleo a 116 dólares y supo volcar las regalías petroleras en un proceso profundamente distinto. Por eso el "gringo ladrón" está ahí al acecho de la Revolución Bolivariana, con un solo objetivo: volver a controlar el precio del barril de petróleo y quedarse, para todos los tiempos, con la cuenca del Orinoco, la reserva petrolera más grande del mundo.
Quiero hacer un ejercicio inusual que es invitarlos a escuchar lo que dije ayer. El editorial que hice antes del discurso de Cristina porque después es fácil hablar, el tema es hablar antes y marcar rumbos, marcar destinos. Miren muchachos/as, "la taba está en el aire, es plata o mierda" O Cristina va presa, y la oligarquía una vez más, como hizo con Perón y con Yrigoyen, se nos caga de la risa en la cara o millones somos capaces de resolver esto en las calles de la Argentina. Como lo hicimos con Yrigoyen y con Perón. En definitiva el 17 de Octubre ¿qué es? Es Perón preso y un Pueblo entero enfrentando al Poder Judicial pidiendo su libertad.
A continuación comparto con ustedes mi editorial previo al discurso de Cristina.
El Editorial: "¿El Palacio o la calle?"
Los golpes de Estado, la democracia restringida, la represión, la desaparición, la tortura, la muerte, han sido históricamente, las maneras que la historia argentina encontró para resolver el eterno conflicto: Pueblo/Oligarquía.
Los milicos dictadores genocidas de la Dictadura, primero, y los jueces del Lawfare, después, son las maneras que ha tenido el Imperio, reiteradamente, de resolver el otro gran conflicto argentino: Imperio/Nación.
Convengamos que hoy han encontrado una manera altamente sofisticada y menos costosa, en lo político, de resolver estas disyuntivas de hierro. Dado que hacer desaparecer a centenares de miles de personas en todo el continente les salió políticamente muy pero muy caro.
¿Es el Palacio el lugar de resolución de estos conflictos o es la calle?
Son tenedores de fortunas incalculables y mal habidas en todos los paraísos offshore del mundo.
Son dueños de una fenomenal concentración mediática, que socializa persecuciones y condenas periodísticas para los opositores.
Manejan hasta el hueso el Poder Judicial. Un Poder que es el último en decidir sobre nuestro patrimonio, nuestra libertad y nuestra vida. Este Poder lo tienen absolutamente cooptado al servicio de los peores intereses aristocráticos oligárquicos. En la democracia burguesa, con una configuración social demócrata, haciendo de la moderación un culto, ¿es posible resolver estas dos poderosas antinomias?
Da pavor, ver que ayer la Ministra de Justicia, Marcela Losardo, terminó desdiciendo el discurso del Presidente Alberto Fernández. Dijo que no va haber Comisión Bicameral, 24 horas después de los discursos. A mí se me parte el corazón, no se a ustedes.
Cincuenta mil personas que integran familias latifundistas, terratenientes, agroexportadoras, mafiosas, contrabandistas, con una enorme inserción a la hora de definir el rumbo de la moneda, el precio del dólar, el precio de los alimentos, el precio de las tarifas y por lo tanto, de la economía, en general, no están dispuestas, en absoluto, a construir un país para todos.
Alguna vez, en una recepción, en las que solía organizar nuestro gobierno en épocas pretéritas, me tocó compartir una mesa de almuerzo con tres prominentes miembros de esta casta superior transformada en elite dominante en nuestra Patria. En un clima en donde el aire se cortaba por la tensión, pude preguntarles mirándolos a los ojos, fija y duramente: Si no estaban satisfechos con que 50 generaciones posteriores después de ellos hayan muerto puedan vivir con lo robado. Si no sentían que ellos y yo íbamos a morir indefectiblemente y que, como dice el ritual Católico del comienzo de la Cuaresma, no sentían “Que eran polvo y que al polvo iban a retornar” Se miraron entre ellos, no contestaron nada, uno se sacó la servilleta de las piernas, muy disgustado, se levantó y se fue.
Creo en la paz, creo en la enorme capacidad movilizadora de los Pueblos, creo en millones en la calle.
Creo en el rumbo indefectiblemente positivo de la historia. Creo en la función profética de la clase trabajadora a la hora de resolver su destino. Creo que la única vanguardia esclarecida es el Pueblo Argentino.
Creo que el endeudamiento macrista, el saqueo al que hemos sido sometidos una vez más, no se resuelve en el Palacio, se resuelve en la calle, y si querés, en las urnas.
Hay que ser muy conscientes que ellos a lo largo de la historia, estuvieron dispuestos a todo para defender sus privilegios, y cuando digo a todo, es a todo. A secuestrar, a torturar, a bombardear pueblos indefensos, a mentir, a difamar, a perseguir, a encarcelar.
Ver a Macri esposado subiendo, con un casco en la cabeza y con una pechera antibalas, a las camionetas del Servicio Penitenciario Federal debe ser el objetivo central de todos nosotros, no debe quedar ninguno libre. Debemos ir por todo y por todos.
No creo en las Reformas Judiciales, ni en los Proyectos de Ley. Como tampoco creo en la violencia. Creo en la fuerza incontenible del Pueblo, en esta Argentina contradictoria, heterogénea, difícil.
Una vez más, vamos a encontrar la salida. Alguna vez dijimos "Nunca Más" a los golpes cívico-militares. Hace falta que entre todos construyamos un "Nunca Más" al privilegio oligárquico, al saqueo, a la mentira, Nunca Más al Lawfare."